Cómo dice Laura Mari, coach y experta en inteligencia emocional, “el agradecimiento es la emoción más saludable para el organismo” libera endorfinas y oxitocina, mejora la capacidad de concentración, aumenta la autoestima, relaja el sistema nervioso e incluso, mejora el latido del corazón.
Parecen suficientes razones para potenciar este valor en nuestros hijos y alumnos, ¿no crees?Deberíamos incorporarlo en nuestras vidas, en nuestro día a día y educar a los pequeños en el agradecimiento. Seguramente es una de las mejores cosas que podemos hacer, ya que les va a ayudar a ser personas felices.
¿Qué podemos hacer para potenciar al máximo la gratitud?
- Dar ejemplo: Vamos a educar este sentimiento tanto por acción como por omisión, hacerles ver que ser agradecidos no es simplemente pronunciar unas palabras de manera automática. No basta con decir “gracias”. Ser agradecido va mucho más allá de un simple acto de buena educación. La gratitud nace de nuestro interior, del aprecio a lo que alguien hace por nosotros. Por eso, cuando alguien haga algo por nosotros o recibamos un detalle, tenemos que mostrarles a nuestros hijos o alumnos cómo agradecemos, de esta manera ellos nos imitarán.
- Tenemos que enseñarles a dar las gracias no sólo por lo material, sino también por gestos o acciones que hayan tenido con ellos. “Gracias por ayudarme con los deberes”, “mami, gracias por el bocata”, “Gracias por jugar a mi juego favorito”… Dar las gracias por las cosas positivas que les ocurren, incita a los niños a hacer el bien. Tenemos que enseñar a los peques a ser agradecidos no solo con palabras sino también con detalles, gestos, sonrisas, besos y abrazos…
- Buscar las cosas buenas del día: Sería interesante que cada noche, antes de ir a dormir, les ayudemos a descubrir tres cosas que les hayan pasado por las que están agradecidos. “Juan ha jugado conmigo a fútbol y lo hemos pasado muy bien en el recreo” “Me ha tocado plástica que es mi asignatura preferida” “la profesora me ha dicho que he leído muy bien”
- Dar responsabilidades a los niños, como ayudar a poner la mesa, recoger la ropa sucia, colgar el abrigo en el armario… para que luego ellos se sientan valorados cuando les demos las gracias. Es importante que los adultos también demos las gracias a los niños, aunque estos solamente hayan cumplido con su deber familiar, escolar o social para seguir mejorando en las cosas que tienen o que pueden hacer.
Los Niños Aprenden lo que Viven
Por Dorothy Law Nolte
Si los niños viven con reproches, aprenden a condenar.
Si los niños viven con hostilidad, aprenden a ser agresivos.
Si los niños viven con miedo, aprenden a ser aprensivos.
Si los niños viven con lástima, aprenden a auto-compadecerse.
Si los niños viven con ridículo, aprenden a ser tímidos.
Si los niños viven con celos, aprenden a sentir envidia.
Si los niños viven con vergüenza, aprenden a sentirse culpables.
Si los niños viven con ánimo, aprenden a confiar en sí mismos.
Si los niños viven con tolerancia, aprenden a ser pacientes.
Si los niños viven con elogios, aprenden a apreciar a los demás.
Si los niños viven con aceptación, aprenden a amar.
Si los niños viven con aprobación, aprenden a valorarse.
Si los niños viven con reconocimiento, aprenden que es bueno tener una meta.
Si los niños viven con solidaridad, aprenden a ser generosos.
Si los niños viven con honestidad, aprenden qué es la verdad.
Si los niños viven con ecuanimidad, aprenden qué es la justicia.
Si los niños viven con amabilidad y consideración, aprenden a respetar a los demás.
Si los niños viven con seguridad, aprenden a tener fe en sí mismos y en los demás.
Si los niños viven con afecto, aprenden que el mundo es un maravilloso lugar donde vivir.
https://youtu.be/8Gosg1ybxTU